La Conquista de Centroamérica se inició desde Panamá en 1522 por Gil González Dávila, que al llegar a Costa Rica avanzó hasta los cacicazgos de Nicoya y Nicarao, y luego alcanzó el golfo de Chorotega. Desde México, en 1523, cuando Hernán Cortés envió a Pedro de Alvarado y Cristóbal de Olid a conquistar Guatemala, El Salvador y Honduras. Este proceso provocó la muerte de miles de indígenas, entre otros motivos, por las epidemias de viruela, disentería y sífilis que traían los peninsulares. Los sobrevivientes fueron esclavizados y puestos a disposición de los españoles para ser ocupados como parte de las servidumbres, para que realizan trabajos de agricultura y ganadería. Sin embargo, muchas de las costumbres y tradiciones de los indígenas sobrevivieron pese a la imposición de la religión y la lengua castellana. En el siglo XVII, La Corona española permitió una cierta autonomía a los colonizadores que, con la cooperación de la Iglesia y el Estado, dominaron a los nativos y mestizos, empleándolos como mano de obra no remunerada para realizar trabajos diversos.
EL PERIODO COLONIAL EN AMERICA CENTRAL En 1502, navegando por las costas caribeñas desde el golfo de Honduras hasta Panamá, Cristóbal Colón tomó posesión de Centroamérica en nombre de la Corona española. Sus informes estimularon a los conquistadores españoles, pues hablaban de la existencia de riquezas y de grandes poblaciones detrás de las montañas del istmo. Diego, el hijo de Colón, había emprendido la conquista de la isla La Española (las actuales República Dominicana y Haití). En 1510, Vasco Núñez de Balboa fundó en el Darién la primera colonia productiva de América, y fue el primer conquistador en remontar el istmo para llegar a la costa situada al otro lado, cuyas aguas bautizó con el nombre de mar Pacífico. Su sucesor, Pedrarias Dávila, que había ordenado la muerte de Balboa en 1517, extendió la colonización hacia el norte y hacia el sur; en 1519 fundó la ciudad de Panamá, desde donde emprendió la conquista de Nicaragua y Honduras. Tras ella, el territorio de Centroamérica se convirtió en escenario de la lucha entre españoles que poseían intereses en Panamá, La Española y México. Pedro de Alvarado, el lugarteniente de Hernán Cortés, el conquistador de México, consolidó el control de todo el istmo, especialmente después del triunfo sobre los mayas de Guatemala. Los conquistadores asesinaron a una gran cantidad de indígenas, aunque las muertes entre éstos se debieron más a las epidemias de viruela, disentería y sífilis que llegaron con aquéllos. Los que sobrevivieron fueron esclavizados o reducidos a la servidumbre por los españoles, que implantaron una sociedad agrícola basada en instituciones traídas de la península Ibérica. No obstante, las costumbres y tradiciones indígenas se mantuvieron, gracias a que se establecieron muy pocos españoles en pueblos y ciudades. La Centroamérica colonial estuvo dividida en dos jurisdicciones. La audiencia de Guatemala, que se extendía desde Chiapas (actualmente estado del sur de México) hasta Costa Rica, era parte del virreinato de Nueva España y gozaba de cierta autonomía; su capital, Antigua, se convirtió en centro burocrático, eclesial, comercial y administrativo. El resto del territorio centroamericano (el que ocupa la actual república de Panamá), con su importante ruta de tránsito, se agregó al virreinato de Nueva Granada, inicialmente dependiente del virreinato del Perú. En el siglo XVII, España permitió una cierta autonomía a los colonizadores que, con la cooperación de la Iglesia y el Estado, dominaron y oprimieron a los indígenas y mestizos, empleándolos como mano de obra no remunerada. En el siglo XVIII, los monarcas Borbones trataron de regenerar el imperio introduciendo reformas que promovieran nuevas prácticas y actividades económicas, pero tales innovaciones pusieron a prueba la tradicional adaptación de los ricos colonizadores y de la burocracia. Transformaciones de identidad en El Salvador en la época colonial temprana: La gente y cerámica de la villa de San Salvador en el siglo XVI La antigua villa de San Salvador (ahora llamada Ciudad Vieja) estaba en uno de los sitios tempranos de intensa interacción entre europeos y mesoamericanos. Ahora reposa en uno de los sitios coloniales mejor preservados del siglo XVI. Fundada en 1528, no fue construida dentro de un asentimiento indígena, como la mayoría de ciudades coloniales. Casi toda la arquitectura y un poco de la cultura material portátil recuperada por métodos arqueológicos, reflejan la cultura del Renacimiento, lo cual podría esperarse de un centro colonial. Las importaciones desde Sevilla eran más o menos lujosas, como platos de mayólica, vidrio italiano y comidas o vinos. Además, documentos históricos informan sobre la participación de los mixtecas y otros mesoamericanos en la conquista española de Centroamérica. La mayoría de la cultura material portátil, especialmente la cerámica, evidenció la existencia de una población indígena significativa en San Salvador. La mayoría de la cerámica estaba hecha localmente y conforme al estilo indígena, principalmente al pipil. Sin embargo, varios cambios en la producción y forma de la cerámica denotan cambios en la identidad de los habitantes indígenas de San Salvador. Por ejemplo, el hecho que adoptaran influencias estilísticas de España e Italia, usando platos al estilo mayólica, pero con diseños pipiles. La información estilística de estos platos sugiere que la villa de San Salvador continuó ocupada casi el doble del tiempo documentado por la historia, posiblemente hasta 1560. Durante esta ocupación extendida, una nueva generación creció con una identidad nueva, no simplemente la de las comunidades específicas de sus padres, sino en una nueva casta colonial: el ‘indio’, y además, como sansalvadoreños. Ciudad Vieja es el sitio de la segunda villa de San Salvador y el primer asentamiento permanente colonial en El Salvador. La villa de San Salvador supuestamente fue abandonada en 1545, sus habitantes se trasladaron a su sitio actual, la ciudad de San Salvador. Ciudad Vieja está ubicacada 32 km al noreste de San Salvador actual y 10 km al sur de Suchitoto, en el departamento Cuscatlán. Está localizada encima de una meseta pequeña, en un área conocida como La Bermuda. El Cerro Tecomatepe domina la vista de Ciudad Vieja, con el volcán Guazapa en la distancia occidental. La meseta no era un sitio idóneo para el asentamiento. Los pipiles de varios pueblos (supuestamente conquistados) se vieron obligados a cortar bosques densos, sacar piedras grandes y nivelar la meseta antes de la construcción [Daugherty, 1969: 49; Fowler, 1989: 82]. Ahora Ciudad Vieja está protegida por ley y en buen estado de preservación. Tiene poca vegetación y construcción moderna (al contrario de muchas ciudades coloniales situadas debajo de ciudades actuales, cuyo acceso a los restos arqueológicos se encuentra impedido). A pesar de la importancia histórica y arqueológica de este asentimiento temprano de la Conquista y de estar bien preservado y conocido por la historia, la investigación arqueológica sistemática empezó hasta 1996. En años recientes, varias instituciones han trabajado en la investigación, el manejo y la preservación de Ciudad Vieja, incluyendo a la Academia Salvadoreña de la Historia [Escalante Arce, 2002] y el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (ahora, Secretaria de Cultura) [Erquicia, 2004]. La investigación más exhaustiva es el Proyecto Arqueológico Ciudad Vieja (PACV), dirigido por William R. Fowler. Este proyecto inició en 1996 y realizó (en colaboración y con el permiso del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte) un mapa topográfico, recolección de la superficie [Fowler y Timmons, 2006; Hamilton et al., 2006], prospección geofísica [Fowler et al., 2007], excavaciones extensas de quince estructuras y otros rasgos del sitio [Fowler ed., 2006; Hamilton, 2010] y el análisis de los artefactos recolectados de la superficie y de las excavaciones. El análisis de la cerámica de Ciudad Vieja, por el autor, y las consecuencias para nuestro entendimiento de las transformaciones en Mesoamérica durante la época de la conquista y la colonización española, forman los temas de este artículo. San Salvador y la conquista española de America Central Después del imperio azteca en 1521, Hernán Cortés envió a su teniente Pedro de Alvarado a continuar la conquista de México a la Centroamérica. El 6 de diciembre de 1523, un grupo pequeño de españoles y varios miles de tlaxcaltecas y otros guerreros indígenas, aliados con el nuevo gobierno colonial, salieron del Ciudad de México/Tenochtitlán, al sur. Caminando en Oaxaca, Tehuantepec, Soconusco y las tierras altas de Guatemala, este ejército encontró poblaciones grandes y más o menos agradables, de zapotecas, mixtecas, y nahuas [Díaz del Castillo, 1955: 2: 122]. Pero en febrero 1524, comenzaron las batallas entre los conquistadores españoles y mexicanos y los k’iche’ mayas en Guatemala, culminando con una batalla cerca de Quetzaltenango, con pérdidas serias en ambas fuerzas [Díaz del Castillo 1955:2:123]. El 8 junio de 1524, los conquistadores (ahora 100 a caballo, 150 españoles a pie y 5000-6000 aliados mexicanos) encontraron un gran ejército pipil cerca de Acajutla [Alvarado, 1924: 80; Fowler, 1989: 137-138]. A partir de esta batalla y unos cinco días más tarde, cerca de Tacuscalco, los españoles y los mexicanos destruyeron la fuerza pipil y avanzaron a la capital de Cuscatlán. Los pipiles huyeron de la ciudad, y por buena razón: los españoles estaban tomando muchos esclavos de la gente, un negocio muy importante para los conquistadores en los primeros años de la época colonial [Las Casas, 1985: 79; Luján Muñoz y Cabezas Carcache, 1994: 55]. Poco tiempo después, los españoles y mexicanos regresaron a Guatemala. https://www.mined.gob.sv/materiales/3cymmedia_soc/materiales/7/LT_septimo_grado_0_-p%C3%A1ginas-49-59.pdf http://memoriacentroamericana.ihnca.edu.ni/fileadmin/usuarios/mas_documentos/JCV/SEMANA%204/HISTORIA%20CA%202/Historia_de_CA_vol2_Cap1.pdf http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/iih-s-uv/20170608043740/pdf_473.pdf http://ri.ues.edu.sv/id/eprint/9794/1/Revista_La_Universidad_14c13.pdf
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